El Jardín del Amor


Me dirigí al Jardín del Amor, 
y observé lo que nunca viera: 
una capilla habían construido en su centro, 
allí donde yo solía jugar rodeado de verdor. 

Las puertas de la capilla estaban cerradas 
y escrito en la puerta se leía: “No lo harás”, 
de modo que presté atención al Jardín del Amor, 
que tantas amables flores ofreciera. 

Y vi que estaba cubierto de sepulcros, 
y lápidas se erguían donde flores debieran crecer. 
Sacerdotes de hábito negro cumplían sus rondas, 
enlazando con espinas mis sueños y anhelos.


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